QUEDÓ AQUELLA FOTO EN EL RECUERDO PARA SIEMPRE
Una foto, un recuerdo para siempre.
Cada vez que miro aquella foto, la de la mujer que amé profundamente y con la que me casé hace veinte años, me vienen a la memoria los años tan felices y dichosos que pasamos juntos; largos y dulces momentos que compartimos bajo ese paisaje nevado que siempre nos rodeaba, en aquella cabaña tranquila y silenciosa en la que, criamos a nuestros hijos.
Ahora, miro y remiro esa foto que siempre tengo encima de la mesilla de noche y me atormenta recordar que ya no la tengo conmigo, ya no es mía, es de otro hombre y tiene poderosa y legalmente a mis hijos, ya no me quiere ni me besa ni me cuida, ya no se sonríe conmigo sentados encima de la nieve amarilla bajo la noche de luna llena.
La foto nos une y nos separa, la recuerdo y siento nostalgia y pena por haberla perdido, la conocí con dieciseis años y todavía recuerdo dónde la vi exactamente por primera vez; una vida juntos y ahora, cada uno con su vida propia, en ambientes distintos, con relaciones y amores diferentes a los de antaño...a los de aquellos años de juventud que jamás volverán.
Han pasado tantas cosas que, se olvidan en la memoria, se pierde el pasado aunque queda un trozo de nuestras vidas en cada foto que permanece junto a cada uno de nosotros...
El recuerdo permanece en esas fotos que nos trasladan a los años pasados, en los que fuimos felices junto a esos seres que un día, fueron únicos e importantes, imprescindibles en nuestra vida.
Cada vez que miro aquella foto, la de la mujer que amé profundamente y con la que me casé hace veinte años, me vienen a la memoria los años tan felices y dichosos que pasamos juntos; largos y dulces momentos que compartimos bajo ese paisaje nevado que siempre nos rodeaba, en aquella cabaña tranquila y silenciosa en la que, criamos a nuestros hijos.
Ahora, miro y remiro esa foto que siempre tengo encima de la mesilla de noche y me atormenta recordar que ya no la tengo conmigo, ya no es mía, es de otro hombre y tiene poderosa y legalmente a mis hijos, ya no me quiere ni me besa ni me cuida, ya no se sonríe conmigo sentados encima de la nieve amarilla bajo la noche de luna llena.
La foto nos une y nos separa, la recuerdo y siento nostalgia y pena por haberla perdido, la conocí con dieciseis años y todavía recuerdo dónde la vi exactamente por primera vez; una vida juntos y ahora, cada uno con su vida propia, en ambientes distintos, con relaciones y amores diferentes a los de antaño...a los de aquellos años de juventud que jamás volverán.
Han pasado tantas cosas que, se olvidan en la memoria, se pierde el pasado aunque queda un trozo de nuestras vidas en cada foto que permanece junto a cada uno de nosotros...
El recuerdo permanece en esas fotos que nos trasladan a los años pasados, en los que fuimos felices junto a esos seres que un día, fueron únicos e importantes, imprescindibles en nuestra vida.
Qué fantásticos recuerdos los de nuestras fotos, ésos que siempre permanecen junto a nosotros y nunca se alejan
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