EL VIEJO AL AMANECER

El viejo y el mar, solitarios, sentados el uno frente al otro, acosándose mutuamente, se preguntan los interrogantes secretos mundanos que, permiten que sus individualidades crezcan infinitamente.


ACTO PRIMERO


VIEJO –  Paseo siempre por la playa, al amanecer, deseoso de paz y tranquilidad, en busca de respuestas a mi identidad y..., siempre me martillea con fuerza algo en mi cabeza, un poco “chocha” y a mi mente un tanto enrarecida, : ¿quién soy yo?, ¿Para qué estoy en este mundo?
 
MAR –  No te obsesiones y Vive; únicamente vive y disfruta del presente, aprovéchate de lo bueno y bello de esta vida, déjate llevar por el fluir de las aguas y consigue que se ericen tus cabellos por el viento. No te atormentes con pensamientos o más bien, con interrogantes de ese calibre, que no tienen contestación determinada y que únicamente te hacen sentirte impotente.

VIEJO – Me gustaría disfrutar eternamente de tus olas, de sus vaivenes y saborear el olor de la arena mojada de la forma que lo hago hoy. Me gustaría hacerte compañía todos los días, escucharte y mirarte siempre. El hecho de estar aquí, contigo, me tranquiliza, ¿lo sabes?

MAR – Aquí viene mucha gente, pero poca, por no decir casi ninguna, me ha dicho nunca que quiere hacerme compañía. Mi soledad es muy grande, de la cual, yo disfruto enormemente. Me apasiona estar solo y mirar la maravilla de vida que tengo. Sí, a mí siempre me sonríe la vida, esté solo o acompañado porque la energía para vivir la llevo dentro de mi alma y no necesito hacerme muchas preguntas.

VIEJO – Pero, ¡ Mar ¡ -  ¿ Por qué me dices esas cosas?  Tienes que darme la receta a tanta dicha tuya y no guardártela jamás. Eso es algo que los hombres normalmente no tenemos, energía y paz interior que es, lo que a todos nos haría falta. Bastante complicado es el mundo o mejor dicho, a lo mejor somos nosotros,  los que lo hacemos complicado.

MAR –  Cuando la playa esta vacía, y el atardecer está cayendo, cuando únicamente se divisan lucecitas a lo lejos, mostrándome que algún barquito está pescando, cuando se apagan lentamente, los últimos rayos de sol, es cuando mejor me siento. Se oye el silencio de la noche, mis olas se deslizan por la orilla sin hacer mucho ruido y un sonido melódico las acompaña. Las gaviotas ya se han ido, dejando paso a la noche.

VIEJO – Eres muy romántico, hablas con mucha propiedad, que, hoy en día, es difícil y complicado encontrarlo. Me gusta escuchar a alguien que hable, con lenguaje culto y refinado, que exprese bien sus ideas y sepa hablar a un público concreto.

MAR –  A mí, poca gente me escucha, susurro mucho al oído a las personas pero, no me hacen caso. Cuando me dejo caer por el suelo, cuando jugueteo con los niños o cuando mis aguas destrozan sin querer, sus castillos construidos con mimo y cariño, cuando salpico a los amantes que se besan por mis caminos, siempre lanzo palabras tiernas y melodiosas que susurran y penetran por los oídos a  todos pero, pocas veces, me escuchan. Siguen con sus historias románticas o  infantiles, se ciegan en su mundo y a mí, no me hacen caso. Pero, lo que más me consuela es que siempre disfrutan conmigo y de mí, eso es lo más importante, ya que realmente me siento útil y eso es lo que cuenta, aunque a veces, me ignoren. Me siento importante, me siento bien y eso es suficiente para mí, para ser feliz. Todos los días estoy ahí, permanezco ahí, soy inmóvil, aferrado a la tierra que me sustenta.

VIEJO – Por qué no capturas de vez en cuando los sueños de los niños cuando pasean por tu playa? Tú eres poderoso y puedes meterte en sus fantasías, en sus sueños.... pero aunque no pudieras, si puedes influir en sus pensamientos infantiles.

MAR – Los niños son los seres más maravillosos de la tierra, los más débiles junto con los ancianos, los que juegan continuamente y hacen de la vida un auténtico sueño. Me acerco a ellos, les mojo un poquito, no quiero asustarles y enseguida, me aparto. Les escucho sus tiernas palabras, que apenas son completas muchas veces, y me palpita el corazón de emoción Es increíble ver las emociones y sentimientos de los niños, las caras que muestran al ver las olas, los caracolillos postrados  en la arena, cómo suben y bajan las aguas. Me gusta verlos pasear sus sombreritos blancos y embadurnados de crema con protección solar, recogiendo conchas de la playa mojada y guardándolas en sus bolsas de colores.

VIEJO – Son lindos, hermosos, cuando les veo jugar en la arena y hacer castillos que, las olas deshacen más tarde, me traslado a su mundo  o al menos, lo intento. Me vienen a la memoria cantidad de recuerdos, de visiones de antaño que un día tuve y ahora, afloran de nuevo en mi memoria.


Quisiera acordarme de todos los detalles o al menos, de muchos de mi infancia y no puedo. ¡Qué tiempos aquellos en los que nos ocupábamos de pasar el tiempo jugando, divirtiéndonos y saboreando los momentos más agradables...¡

 
MAR – Todo tiene su momento, no te agobies con tus recuerdos. No creo que seas capaz de recordar mucho del pasado pero, curiosamente hay recuerdos muy remotos  que puede, que si te vengan a la memoria. Vive el presente, el aquí y el ahora y descansa.

VIEJO – Tengo la cara curtida del sol, mis arrugas son un conglomerado de líneas difusas que se sitúan por cualquier parte de mi cuerpo. La artrosis y la falta de riego sanguíneo me azotan por todos sitios y....en fin, añoro lo que en su día tuve y no podré jamás tener.

Silencio en las aguas, calma en el lugar, en el cielo vuela alto una gaviota. El cielo es azul celeste, invoca tranquilidad, parsimonia en el ambiente.

MAR – No te atormentes, todo tiene su momento y el tiempo vivido no es tiempo perdido. Vive el tiempo que te quede, sin anhelar tanto lo pasado. Es imposible volver al pasado, únicamente en los sueños y en los recuerdos, al mismo tiempo que sería espantoso a veces, conocer nuestro futuro.

VIEJO –  Las horas, los minutos y los segundos vuelan, no nos dejan pararlos ni detenerlos, es un imposible que los humanos nos aferramos por conseguir. El tiempo es efímero, pasajero, etc... o tal vez, un continuo que cambiamos los humanos por percibir los eventos a través de sensaciones y percepciones.

MAR – El tiempo pasa, los relojes existen desde que el hombre los inventó. Cada uno tiene una percepción del tiempo distinta pero, físicamente el tiempo es igual para cualquier persona que habite en la tierra. Existirán diferencias horarias en distintas partes del mundo pero, el día será igual de 24 horas para cualquiera.

VIEJO –  No me queda más tiempo, me tengo que ir, son las nueve de la mañana y he conversado mucho ya contigo.

MAR –  Quisiera verte mañana de nuevo, te contaré un secreto que tengo muy bien guardado y jamás he contado a nadie.

 





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