EL ESPEJO DE MI ABUELA

      Aquel espejo era mágico, poseía poderes que nadie podía explicar ni entender; quizá era de los de hace tiempo que usaban las abuelas para pintarse y lo colocaban en el picaporte de la ventana de sus dormitorios. Eso era exactamente lo que le sucedía a mi abuela.

     Era una mujer de "rompe y rasga", una gran mujer con mucho estilo y mucha clase. Pertenecía a las mujeres del siglo pasado, únicas en la historia que sin hacer una carrera en la universidad era más culta que los recién licenciados de cualquiera de ellas, hoy en día. Sabía de todo, entendía de cualquier tema que fuera relacionado con la historia, la geografía, el arte, la filosofía...y se permitía el lujo de ponerse a discutir con poetas, filósofos, políticos e historiadores. Miento, sí estudió, tenía siete años de piano y solfeo pero no llegó a terminar sus estudios de música. Hubiera sido una gran mujer hoy en día en la universidad, en cualquiera de ellas, hubiera destacado en cualquier carrera que hubiera querido estudiar. En aquel entonces, las mujeres no estudiaban y sus talentos no se desarrollaban, quedaban en cierto modo, anulados.

    Dicen las habladurías más cercanas a ella que, aquel espejo plateado que tenía era herencia de su madre; era una de las joyas más preciadas con las que ella se codeaba desde primeras horas de la mañana. Se arreglaba, se pintaba, se recomponía...y se ponía sencillamente preciosa como era ella. Era una mujer muy presumida que jamás salía a la calle sin pintarse..era coqueta y realmente encantadora. Adulaba y convencía a los hombres de lo que ella quería y siempre llevaba con ella su gran espejo.

   A su muerte me dejó como herencia ese espejo que tantos años vi colgado en su ventana y que me llamaba bastante la atención. Pero sin embargo, cuando me dijeron que mi abuela  había dejado escrito de su puño y letra que semejante objeto, fuera exclusivamente para mí, me pareció una nimiedad y hasta una ridiculez. Para mis adentros, pensé: "Menuda herencia me ha tocado..., Madre mía". Lo guardé cuidadosamente en un cajón de mi armario y me olvidé de él durante meses hasta que, una noche por casualidad abrí el cajón y lo saqué con curiosidad. Lo colgué en mi ventana y recordé el pasado; añoré a mi querida y amada abuela y rememoré los días felices en los que yo la veía pintarse y perfilarse con esmero sus labios finos y delgados, echarse polvos en la cara y rimel en sus enormes pestañas...Una lágrima se apodero de mí y misteriosamente cayó al suelo, mis mejillas se empaparon de lágrimas que fueron cayendo una detrás de otra. El pasado podía conmigo... Pero sin embargo, me hice cargo de la situación, me sequé la cara y al mismo tiempo cogí de nuevo el espejo. Cuál sería mi sorpresa cuando el espejo me miró fijamente y en él aparecieron los misteriosos y asombrosos ojos de mi abuela que me miraban fijamente. Se me puso la "carne de gallina" al comprobar que era totalmente cierto, no era una fantasía mía de las de siempre sino que existía en la realidad dentro de aquel trozo de espejo que yo tanto deseaba olvidar.


    Los ojos eran penetrantes, su mirada me interrogaba y hasta parecía que me suplicaba. Me dieron miedo, pensé que tenía una alucinación visual, me froté los ojos pensando que su cara desaparecería y me vería de nuevo a mí misma; cuando los abrí vi el mismo rostro que había visto hacía escasos segundos, me horrorizó y me dio miedo. Al final, le toqué la cara y esos ojazos que ella tenía...tan poderosos y profundos que se veía la vida cristalina por ellos. Una voz dulce y tierna salió del espejo dejándome alucinada y media loca, me pareció un misterio que me descabaló mis pensamientos. Me entraron temblores, sudores fríos y calientes al mismo tiempo...y todo mi ser se trastornó.

    ¿El espíritu de mi abuela me estaba hablando o simplemente era un sueño del cual me estaba despertando? La voz siguió hablándome ...despacito, suave y misteriosa. Sus ojos no paraban de mirarme. Me cambié de ángulo para ver si dejaba de mirarme por un momento pero, me equivoqué. Sus ojos se inclinaron al mismo tiempo que me movía y me increparon, me interrogaron y su voz siguió hablándome.

     Nadie más que yo la oía, mi madre entró en mi habitación, vio el espejo colgado y me preguntó por qué estaba tan pálida. Ni vio nada ni oyó sus susurros...y a mí eso ya me horrorizó aún más...

      Aquella noche me quedé prácticamente sin dormir, escuchando aquella voz que no dejaba de hablarme y contarme historias de su niñez, de su juventud...y no dejándome hablar en ningún momento. Ella hablaba con una voz ténue y dulce, me miraba constamente pero jamás me dejaba meter baza, no me permitía preguntarle nada. Me contó tanto de su vida que yo no sabía o realmente la tenía olvidada y me puse a escribir sin parar todo cuanto decía. Un acontecimiento así no se contempla todos las noches por no decir, ninguna noche en la vida de una persona y yo en aquel momento me sentí una privilegiada por tener semejante aparición en mi temprana vida de adolescente....


      Cuatro largas horas bastaron para ponerme al día de su vida al completo y tenerme en vilo el resto de la noche sin poder dormir...Me enteré de los misteriosos secretos de mi abuela y de su larga historia...pero no sin servirme a mí para comenzar a investigar por otros lugares sobre ella.

       A la mañana siguiente releí lo que había escrito y redacté una especie de esquema de lo que podía servirme para escribir sus memorias. Si unía las piezas del entramado puzzle seguramente llegaría a saber su historia desde el principio... Y así lo hice. Poco a poco conseguí fotos, cartas, testimonios, recuerdos...un sinfín de cosas suyas que me ayudaron a reconstruir su historia y, al cabo de dos años he conseguido, publicar ese libro tan maravilloso que sin quererlo lo tuve que empezar aquella fantástica noche, "LAS MEMORIAS DE MI ABUELA"

                                                                                            DEDICADO A MI PRIMA PILAR

Comentarios

  1. Anónimo22:38

    bueno Almu,
    me ha gustado mucho y creo que con la vida tan intensa y tan interesantísima de la abuela, no estaría nada mal escribir esas memorias. Me encanta y deleita escuchar a mi padre relatar todas esas historias de cuando era pequeño con tu madre,la tía Pitica y esos tiempos en Matadepera y Terrassa. Papá tiene para escribir un montón de libros y realmente la família está llena de artistas. Te acuerdas de cómo cantaba la abuela? de cómo pintaba? Y papá igual, un verdadero artista. Tenemos mucha suerte de tener esta família tan rica y que nos ha legado tanto. Gracias preciosa y sigue escribiendo.

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  2. Realmente era una artista, no hay duda. ¡Cómo la echo de menos y cómo me acuerdo de ella! Era un sol, un amor de mujer, con tanta vida interior, aspiraciones y motivaciones de todo tipo. En fin, un pedazo de cielo inmenso, una vida realmente interesante...

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