PARED CONTRA PARED

Jamás pensé que le fuera a perder. Me fui para siempre de mi trabajo después de un sinfín de años y jamás dudé que fuera a perder a esa persona que, duramente varios años, había compartido tantas y tantas cosas conmigo. Pared con pared, separados por un único muro de ladrillos y pintura blanca nos separaba una breve distancia; sin embargo, la unión desde el principio entre los dos fue auténtica. Él siempre confiaba en mí y yo en él, jamás dejé de hacerle caso a pesar de no verle a diario.
Para mí, esa persona significa mucho; era un modelo a seguir por sus múltiples cualidades con sus correspondientes pero escasos defectos. Su afán por el trabajo bien hecho y por el avance me gustaba pero, mucho más por su respeto por las personas admirando y valorando lo mejor de cada uno; jamás le faltaba una sonrisa a pesar de su malestar por motivos bien sabidos y justificados.
Sentía por él admiración por su cultura pero mucho más por su persona, digna de resaltar como un gran hombre, un ser humano sensible, preocupado por los demás y tremendamente justo.
Gracias a sus enseñanzas, aprendimos mucho pero más, por ser cómo era y es con todos día tras día, sencillo, humano y bondadoso.

Comentarios

Entradas populares