LA LLAMABAN "EDITORIAL"

La amaba hasta el extremo, desde aquel oscuro y misterioso rincón cuando nadie le veía. Desde el ángulo más tenebroso la miraba con recelo los mimos y caricias que a aquella mujer elegante y exquisita todos los hombres la hacían y hasta la admiraban continuamente con sus acciones, sus actuaciones y ademanes.

Su mirada se dirigía por todo el horizonte hasta concentrarse en un punto concreto: la bella y dulce sonrisa de esa aquella mujer, sus ojos tiernos y almendrados, su faz sencillamente conmovedora. Era admirada y querida por todos, poseía un don maravilloso que encandilaba a cualquier ser humano, "sentirse feliz siempre, en cualquier lugar, en cualquier parte y al lado de cualquier persona".



Alguien que fascinaba a Laura, la mujer de nuestro relato, la denominó una tarde del otoño pasado, "Editorial deambulante". ¡Qué extraño apodo!, sin embargo, él opinaba que era el más adecuado para esa extraña mujer. Amaba y deseaba los libros hasta el infinito, se sentaba a escribir delante de un ordenador y se olvidaba de que el tiempo existía, de que los minutos y los segundos pasaban, se deleitaba leyendo cualquier libro, folleto, carta, cuaderno de viajes, periódico....Era una "usurpadora de libros", una ladrona de la literatura... Disfrutaba con cada párrafo que leía, se creaba sus propias fantasías e historias después de leerlo y a continuación, seguía escribiendo todo cuanto deseaba.

Publicó un libro tras otro, jamás dejó de hacerlo..Su fantasía e imaginación le llevaron a vivir siempre en un mundo feliz ya que las angustias existenciales y los problemas mundanos los disfrazaba de tal forma que permitía visualizarlos de otro color diferente al que realmente los demás los veían.

La vida es del color con el que la veamos, la sintamos, la percibamos...Todo depende de con qué ojos la miremos - pensaba siempre y, gracias a ese pensamiento fue una mujer feliz, escribió y publicó todo cuanto quiso...nadie la paró ni se interpuso en su camino....









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