JAVIER X SE PASEA POR LA GRAN CIUDAD



La ciudad dormía bajo las estrellas, todos sus habitantes descansaban plácidamente en sus casas. Un leve vientecillo invadía el ambiente en las calles vacías y alumbradas únicamente por las farolas y los semáforos que cambiaban continuamente de rojo a verde sin pasar apenas ninguno por el ámbar.
Un coche de policía que patrullaba lentamente por la avenida principal de la gran ciudad recibió una llamada extraña de un niño pequeño que llamaba desde una cabina telefónica. Decía llamarse, Javier X, sin querer decir realmente su apellido por miedo a ser localizado rápidamente y tener que volver de nuevo a su casa, junto con su familia.
Pero, Javier no se dio cuenta al hacer esa llamada rápidamente la policía le localizaría y se daría cuenta perfectamente desde dónde estaba llamando. Dijo saber el lugar exacto de un robo que se estaba cometiendo en ese mismo momento en un supermercado ya que, desde donde estaba escondido lo estaba viendo perfectamente.
-      ¿Qué hace un niño tan pequeño, de unos ocho años parecía por su voz, a estas horas en la calle solo? – dijo uno de los policías que conducía el coche al otro que formaban pareja de patrulla aquella noche.
-      Vamos a buscarle, está llamando desde la cabina telefónica de la  6ª Avenida.

En aquel preciso momento, vieron cómo un señor mayor salía de una gran avenida de la gran ciudad, corriendo como podía,  detrás de unos ladrones que le sacaban gran ventaja por lo jóvenes que eran. Se metieron por un callejón estrechito y oscuro que atravesaba la avenida y rápidamente el viejecito les perdió de vista. La policía llegó al lugar del suceso, le tranquilizó y le preguntó qué había sucedido.
-      Me han robado en el supermercado del que soy dependiente desde hace años.
-      Tranquilo, ahora pondremos una denuncia y usted nos dirá cómo iban vestidos y qué cara tenían, cuántos hombres eran, etc.
-      No recuerdo muy bien, estoy muy nervioso y confuso.
En aquel preciso momento, vieron la cabina telefónica a la que dirigían y vieron cómo les miraba desde lejos fijamente un niño morenito, con gafitas azules, unos vaqueros y un jersey azul clarito. Su cara denotaba asombro y sorpresa. Les miró y se volvió rápidamente a esconder detrás del coche de donde había salido.
-      Eh, chaval, ¿cómo te llamas? ¿qué haces a estas horas tú solo por esta calle tan solitaria?, y tus padres, ¿dónde están, chaval?
Me llamo Javier X y he visto el robo desde hace un rato, por eso he llamado desde esa cabina. Eran dos hombres rubios y tenían una cicatriz uno, en la frente y, el otro tenía muchos granos en la cara. Entraron al supermercado y se llevaron cosas para comer, botellas y tabaco, no sé… Yo me había escapado de mi casa para comprarme en el super unos cromos de La Guerra de las Galaxias con un dinero me había encontrado esta tarde en el colegio. Mis padres duermen y ellos creen que yo también. Pero, me desperté, estaba aburrido y me bajé a la calle en busca de cromos.
-      Tus padres estarán a lo mejor, ya despiertos y seguramente muy preocupados, vamos a llevarte ahora mismo a casa. No son horas para que un niño tan pequeño esté levantado y menos se haya escapado de su casa. Te estarán buscando, Javier.
Primero, recogieron al niño y le subieron a la parte trasera del coche de policía y, después al señor mayor, dependiente del super al que habían ido a robar y al que casualmente, Javier vio cuando bajaba a comprar cromos. Al señor mayor lo llevaron a una de las múltiples Comisarías de la gran ciudad para denunciar el robo.
Javier sabía que el supermercado estaba abierto toda la noche y para una vez que se había encontrado unas monedas en el colegio pensó que, no estaría mal gastárselo en ampliar su colección de cromos a pesar de ser un poco tarde.
A decir verdad, nunca solía salir solo por la ciudad y menos lógicamente, de noche, siendo muy peligrosa por las noches. Las ciudades son a veces excesivamente solitarias para pasear por algunos lugares de noche, sin gente por las calles y, más un crío tan pequeño. Javier se notaba que era un niño muy atrevido y valiente, sin ningún tipo de miedo.

Siempre que iba por la calle por las mañanas al colegio le acompañaba su madre y, no le soltaba de la mano tan fácilmente – explicó Javier a los policías. Su madre le enseñaba con cuidado cómo había que cruzar las calles, siempre por los semáforos en verde para los peatones o por los pasos de cebra. Había que mirar a ambos lados de la calle por si algún coche venía deprisa y no frenaba a tiempo antes de tenerse que parar obligatoriamente en los semáforos.

Cuando uno anda y pasea por la ciudad hay unas normas de conducta que hay que seguir pero, sobre todo, hay que estar pendiente de no apartarse de las personas mayores con las que vamos. Eso le decía a Javier su madre, según les contó.

Cuando llevaron a Javier de camino a su casa, la policía tuvo que frenar repentinamente ya un perro se cruzó corriendo, a toda velocidad, por una de las calles cercanas a la tuya. Realmente estaban muy cerca de su portal andando desde el lugar donde le recogieron pero, al ir en coche, el tema era distinto ya que, existían calles prohibidas para la circulación de los coches y tenían que bordear y dar alguna que otra vuelta alrededor de los edificios.
-      Ya estamos en mi casa – dijo Javier.
-      Subiremos contigo, de acuerdo y así, hablaremos con tus padres.

El señor y la señora García vivían en una preciosa casa rodeada de edificios altos, sin embargo, la suya no era demasiado elevada, simplemente acogedora, de color blanco y amarillo. Estaba cerca del río Hudson que atravesaba de norte a sur la ciudad y, en principio, se suponía que pertenecía a una zona nueva y residencial que estaban construyendo cerca de los altos edificios, un tanto antiguos y modestos de aquel lugar.
Asustados y un tanto perplejos abrieron la puerta de su casa, y cuál fue la sorpresa de ver a su hijo menor acompañado por dos policías. Sin embargo, éstos se lo explicaron a los padres de tal forma que, simplemente pudieron darles las gracias y, seguidamente acompañaron a Javier a la cama para que pudiera conciliar bien el sueño.
Al día siguiente, su padre decidió llevar a Javier en coche al colegio; le sentó en la parte trasera, debidamente agarrado con el cinturón de seguridad en su asiento. Le llevó dando un gran paseo por las avenidas y las calles principales de la ciudad, le explicó en un croquis después por qué calles habían pasado para llegar al colegio y le dibujó la ruta más corta para llegar desde su casa al colegio.
-      Prométeme Javier, le pidió su padre, que volverás a salir solo nunca más y, mucho menos, de noche.
-      Sí, papá, te lo prometo. Nunca más.
-      Mira, esta tarde, haremos una maqueta de nuestra ciudad en cartón; pintaremos de un color rojo los edificios públicos, de color verde los parques, de color gris las calles, de color rojo los colegios y de azul, las casas.
-      Genial, papá.

Se pasaron una tarde maravillosa los dos, padre e hijo, discurriendo la forma de hacer juntos la maqueta de la gran ciudad donde habitaban. Cogieron un plano de ésta, varias cartulinas y papeles de diferentes colores y texturas y, empezaron a confeccionarla. Cortaron y pegaron por los dobleces de las cartulinas los edificios, los teatros, los cines, los colegios; los parques y jardines los diseñaron con papeles distintos y plastilina de color verde. Hasta fueron capaces, obviamente de poner letreros pegados con el nombre de las calles y avenidas principales así como el acceso por las carreteras cercanas a la entrada de la ciudad. Tardaron dos o tres días en terminar la maqueta. Quedó un diseño muy bonito y moderno.

De ese modo, Javier X se hizo una idea bastante real y aproximada de cómo era su ciudad. La maqueta la llevó al colegio y se la mostró a todos sus compañeros que, junto con su profesor, quedaron encantados. Entre todos, fueron explicando cada edificio público que había (es decir, si era un teatro, un cine, un colegio, etc.). También se hizo un Concurso de Cuentos sobre su propia ciudad en el que, todos los niños de la clase quisieron participar.

No obstante, se hizo tan famosa la maqueta http://www.youtube.com/watch?v=ftVLsv0SsAE  de aquella ciudad por lo bien diseñada y detallista que era que, niños de colegios cercanos visitaban aquella clase con el fin de ver y admirar aquella hermosa y esplendida maqueta, diseñada con cariño por un padre y un hijo que decidieron ponerse “manos a la obra” para crear una ciudad en miniatura de forma que, todos pudiesen hacerse una idea de ella, fácil y entretenida y de esa forma, explicar los puntos positivos y los inconvenientes de las grandes ciudades.




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