"SIENTO LAS TECLAS DEL PIANO"

 Entre silencio y penumbra, toco dulcemente las teclas del piano bajo la multitud de telarañas que recubren el techo. En solitario, bajo un escenario tenebroso y caótico, recuerdo los días felices y dichosos que pasamos juntos y nunca más volverán. Chirrían las puertas de este lujoso palacio y las palomas se agolpan en los alféizares de las ventanas.


Entre sueños y desvelos, entre tinieblas y recuerdos, entre la música y un leve viento que entra por la ventana, pienso en ti. Sin ti no soy nadie, únicamente los dedos que golpean un piano que suena sin cesar y se atormenta y, se desgarra bajo el espectro de la noche y el sufrimiento de los días; ya no valgo nada, tan solo para recordar y tocar el piano, tal vez, mi única forma de calmar la sed que me ocasiona tu pérdida. Toco y toco, y sigo tocando noche y día, día y noche; no trabajo, ni duermo ni como. Mi vida se reduce a un sinfín de corcheas, blancas y semicorcheas que se deslizan con sigilo y abatimiento mis dedos sobre ese  piano que tantos años tocamos juntos.


Me falta algo, me falta alguien, me faltas tú y no sé qué voy a hacer. Caigo agotado y exhausto encima de él, lo aporreo sin darme cuenta y me levanto de nuevo a medianoche sin saber por qué estoy ahí tumbado y me he caído; me encuentro desorientado y mi vida se derrumba al pensar que no te puedo ver más. Pero, mientras pienso esos pensamientos tan pesimistas y derrotistas, hay alguien a mi lado que me levanta y me reconforta. Siento que hay un Dios a mi lado que vela por ti y por mí, que me da ánimos y me recuerda que, algún día, volveremos a juntarnos en algún lugar de nuevo y a recobrar para siempre nuestro amor perdido en la tierra.

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