DESDE LO ALTO DE LA TORRE DE MANHATTAN



    Desde lo alto de una de las
torres de Wall Street, considerado
como el principal centro financiero
de la maravillosa ciudad de Nueva York,  cerca del East River y no muy lejos del famoso Broadway, el famoso dueño de la empresa XUY dedicada exclusivamente a informática se paseaba por su despacho con ansiedad; sus pasos eran rápidos en sus escasamente quince metros cuadrados. No acertaba muy bien a enfrentarse a sus problemas, a sus angustias diarias a causa de  sus deudas continuas que la crisis le había acarreado para su gran empresa.



  
    La fundó su padre hace muchos años cuando él todavía era un niño; ahora él era el único heredero, el gran magnate de una empresa que en su día, floreció y tuvo mucho poder. ganó mucho dinero y dio trabajo a más personas de las que hace años cabían en la isla de Manhattan, una isla con forma de jamón donde alternan una gran variedad de razas, lenguas y religiones.  




   


   Mientras miraba sin cesar por aquella ventana descomunal desde donde la vista de la isla era verdaderamente magnífica y sensacional se atormentaba sin cesar y le venían a la mente los pensamientos más derrotistas y pesimistas que un hombre pudiera tener;  los edificios parecían de juguete al lado de esa gran torre en la cual permanecía nuestro personaje que parecía que iba alcanzar el cielo, metida en medio de las nubes y los sueños, ésos mismos de los que nuestro personaje él carecía 




    En su día, hace muchos años, él tuvo sueños, grandes y poderosos sueños que desorbitaban la mente humana, alcanzables tan solo para un hombre que se considerase un Dios; ansió la felicidad y luchó por sus negocios hasta llegar a la cima pero eso fue hace años muchos años ya casi olvidados; las mujeres le dejaron cuando vieron que sus intereses y deseos no eran satisfechos, cuando se dieron cuenta que no era el que conocieron hace años y que no podía darles todo cuanto ellas deseaban, cuando comprobaron que no les dedicaba el tiempo necesario para enamorarlas y conquistarlas...Más solo y desamparado no se pudo sentir.







   Broadway, repleto de cines y cabarets, cafés y juerga continua; se puede llegar hasta el Bronx a través de diez puentes que cruzan el río Harlem desde Manhattan y desde allí empaparse del anochecer más espectacular de la tierra, en donde los reflejos de las aguas se mezclan con los últimos rayos de sol y cae la noche.




Allí acudía nuestro magnate a estrenos de teatros, películas y musicales en los años de prosperidad acompañado y agasajado de sus mujeres, cada día de una, a cual más maravillosa y espléndida, ricas e insolentes, interesadas y maravilladas por sus derroches desmedidos, sus lujosas demostraciones de abundancia. Buenos restaurantes, cabarets del momento, casinos, vida de lujo y alterne.


  La quiebra de su empresa suponía la caída en picado de una herencia que jamás volvería a remontar; no volvería a renacer ni a crecer como en aquellos años de florecimiento, de esplendor y de riqueza desbordante. Empleados a la deriva, impagados, despedidos, sin un futuro...y él sentado y angustiado en su lujoso despacho sumergido en lamentos y lloros, con lágrimas por haber perdido los sueños y los anhelos que en un pasado eran gloriosa actividad, desenfrenada lujuria de dinero y transacciones...



Anochecía desde su ventana, mientras veía los añiles y rosáceos del caer incesante del atardecer....Un pequeño enano misterioso y oculto tras un armario penetró en su vida de repente y se situó enfrente suyo, encima de su sillón blanco de piel que adornaba vacío aquel despacho descomunal.







Aquel visitante invadió su ser, se enfrentó a él y le puso "los puntos sobre las íes", le dio una lección de sabiduría y le recordó el sudor y trabajo contínuo que mucha gente al otro lado del Financial District, exactamente por China Town, el Bronx, etc.. sufría por sobrevivir tan solo diríase por dar de comer las sobras de los ricos a su familia anclada tal vez, en la más absoluta miseria.



Solo, ante aquel enano asombroso y con fuerza y energía desbordantes, se encontró todavía peor; por su mente únicamente había pasado la angustia y la tristeza por la pérdida multimillonaria de su riqueza pero nunca pensó ni tan siquiera se le pasó por la cabeza, que miles de personas estuvieran recogiendo de las basuras lo que otros tiren para llevarse a la boca algo de comida 

-¿Quién eres tú? -preguntó el empresario angustiado al enanito que salió de la puerta del armario de roble que tenía enfrente.

-¡Soy el Señor del Tiempo!

-¿Cómo que eres el “Señor del Tiempo”? ¿Me estás tomando el pelo, eh…, pequeñajo? ¿Qué significa eso, bicho raro y extraño, que eres el Señor del “tiempo”? ¿De dónde has salido y cómo te has colado en este despacho? Era el despacho de mi padre, un señor ilustre de alta nobleza en este país, ¿sabes? .
-Salgo de la pared de vez en cuando. Soy un poco curioso y husmeo qué ocurre a mi alrededor.

-¿Sabes, mequetrefe pequeño y raquítico? Preferiría estar haciendo números para salvar mi empresa de la quiebra y sin embargo, tú invades mi parcela y te instalas aquí, delante mío a decirme... Y para más… vienes a decirme semejantes tonterías, a asustarme pero… ¿Quién te has creído que eres?

-Mira, te contaré un secreto. La mayoría de las veces paso inadvertido para la gente, no me ven, ni me oyen ni me sienten. Únicamente se dan cuenta las personas a las cuales yo elijo. Tú eres una de ellas.

-¿Y por qué yo tengo ese privilegio?, ¿tengo cara de aburrimiento que te doy pena o qué?

-Un poco sí. Te contaré algo especial que guardo y casi nadie lo sabe. Tengo 4000 años, soy un hombrecillo que me he dedicado siempre a capturar el tiempo y he ido acumulando dentro de mi persona miles y miles de días en los cuales se acumulan tantas y tan diversas experiencias que no te podrías ni  imaginar… Es algo único, irrepetible e imposible hoy en día, para el resto de los seres humanos.

-Pero, ¿qué dices?; si es así, ¿cómo lo has conseguido, dime?

-En primer lugar -dijo-, ES LA SUMA CRECIENTE DE EXPERIENCIAS. Una vez alguien que ya no existe en el Universo me dio el poder mágico de robar los segundos perdidos y desechados por los seres humanos y, poco a poco, he ido acumulando miles de horas, miles de años en mi vida, la cual, como te darás cuenta, es eterna y misteriosa.

-¿Ah, no? ¿Entonces para qué estás hablando conmigo, para robarme estas malditas horas de estudio para salvar mi gran empresa tirada al vacío y llevada a la quiebra? – sí, hazlo, corre anda, hazlo, llévatelas contigo y consigue que me olviden totalmente los números.

-¿Por qué dices eso? – Mira, desde antiguo las Matemáticas son la base de los hombres, en cualquier cultura del mundo; gracias a ellas el universo existe y se rige por un conjunto de leyes matemáticas y físicas.

-Me intentas convencer, lo sé, es tu deber pero no lo hagas hoy, te lo ruego, estoy de mal humor, cansado, harto y aburrido intentando salvar mi empresa.

-Debes pensar bien los números que debes hacer para salvar tu empresa pero sobre todo, resucitar y salvaguardar a tus empleados y a sus familias. 

Debes luchar con fuerza, con empeño y romperte los sesos por sacar adelante tu proyecto por mal que vaya...y el tiempo te ayudará, irá a tu favor. Piensa bien las cosas y lucha por salvar la empresa que tu padre un día te dio, la dejó en tus manos a cambio de que tú la levantarás; ahora que las cosas y los negocios no van bien debes seguir luchando, trabajando y seguir hasta el final con fuerza, empeño y ahínco.

 No te des por vencido, piensa bien las jugadas y atrévete a seguir luchando por tu empresa y, ....de un brinco y con un saludo, desapareció.

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