LOS ÚLTIMOS RECUERDOS, PESAROSOS Y SOMBRÍOS



Desde aquella ventana oía el canto de los pájaros, su chirrío continuo y misterioso que de vez en cuando se quedaba clavado en su mente; recordaba el ayer cuando era un niño y paseaba por aquellos bosques cazando mariposas, viendo las libélulas y rastreando el movimiento de los conejos que rápidamente, veía y dejaba de ver.

Aquellos días de asueto y diversión, aquellos días de vacaciones eran perseguidos y alentados por el canto de los pájaros los que le recordaban el ayer, el mismo ayer de hace 50 años que nunca más volverá y con el que, siendo un simple niño pequeño, era feliz con esa inocencia y libertad desmedida que tienen los niños. Le bastaba esa libertad, la anhelaba y la deseaba, no pedía más.

Ahora, sin embargo, los árboles sombríos ya no le traían los dulces recuerdos de antaño sino los de alguien realmente envejecido por la ingratitud de los años, por la ausencia de cariño que en los últimos años había tenido; eran sombras únicamente del recuerdo, islas obscuras y pesarosas en mitad de un océano y un cúmulo de tristezas enriquecidas y aumentadas por el peso de sus peores momentos, los de los sinsabores de años pasados.






A veces, sus recuerdos se quedaban anclados en esos tiempos malos...sin tener en cuentra que, otros fueron mejores y seguramente, los venideros o los actuales sean más agradables y felices.






Su imaginación se desbordaba en la angustia y en la pena, en una tristeza acumulada por los años ...pero a pesar de eso, siempre existen personas que en este mundo nos quitan las telarañas o ceguera que tenemos delante y nos abren los ojos a la esperanza.


Y delante de la amargura de la vida o enfrentándose a ella y plantándole cara, siempre existe otra cara, la del optimismo y el futuro novedoso, la de la fuerza vital de cada hombre ante las sombrías imágenes del mundo, la de la fe y las creencias, la de decir: "Aquí estoy yo, tengo fuerza, energía y autoestima muy alta, voy a seguir y a luchar aunque me cueste"....


Ése es el verdadero hombre, el que lucha y ve la cara de la vida de forma optimista y con ganas de luchar sin caer, a pesar de los obstáculos, las tramas, los problemas...


Y aquel hombre, volvió a sentir el ayer de forma placentero y tras calmarse y recuperarse de su pena, sintió la paz dentro de su alma, el sosiego, la calma de las aguas, el silencio del bosque y anheló con fuerza, volver a luchar, a ser él mismo, a combatir con la misma energía que hace años...

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