UN MUNDO SIN SUEÑOS




¡Qué sería de un mundo sin sueños, sin alicientes para el hombre, sin metas para alcanzar y conseguir con cierta ilusión, qué sería de un mundo sin razones ni pensamientos lógicos!




¿Os imagináis que de repente, los hombres perdiésemos la capacidad creativa, la imaginación y el poder de la mente sobre los sueños?




¿Qué efecto causaría en cada persona si todos los días fueran semejantes o casi iguales, si la monotonía fuera el alimento de nuestra vida y cayéramos continuamente en la rutina?




¿Os imagináis un mundo sin niños, sin trastadas ni barrabasadas, un mundo donde predominara la lógica y la razón, el formalismo puro y el raciocinio?





¿Seríamos verdaderamente humanos o máquinas pensantes en un mundo sin libertad? Esclavos de las ideas, de los pensamientos lógicos caeríamos en un vacío formalista, en un mundo predeterminado donde no existirían huecos para sorprender a los demás seres humanos, donde la creatividad y la imaginación no tendrían cabida y perderían su sentido, donde los números serían los pilares de nuestros carteles publicitarios.




El valor de la creatividad e imaginación del hombre es infinito, es poderoso, es imprescindible para fantasear y dar pinceladas de color al ser humano, para introducirle en un mundo que traspasa los límites de la realidad, para llevarle al espejismo del contrasentido.




Bajo la mirada oculta de los niños se esconde el reflejo de un mundo lleno de fantasías y ensueños donde la mente tiene un amplio margen de emociones, sensaciones y sentimientos que a veces, los adultos tachamos de las nuestras por imprudencias o temeridades en nuestro yo interno. Nos cuesta trasladarnos a ese mundo, tenemos cortapisas hacia lo desconocido, lo sorprendente, lo que a veces denominamos "salirse de tono".




No caigamos en ese abismo, en esa fosa sin salida, en esos círculos concéntricos; seamos abiertos y desarrollemos la imaginación, la inteligencia y fomentemos la capacidad creativa hasta tal punto que nos permita ampliar los horizontes en el mundo de los sueños.



Ojalá los niños nos den lecciones de fantasía, de imaginación, de sonrisas, de entretenimiento con las cosas más insignificantes del mundo y con todo lo que nos rodea. Ojalá miremos al mundo con la mirada inocente y cándida de los niños, nos admiremos y asombremos ante lo bello y lo hermoso, nos deleitemos con el mar y el sol, juguemos a vivir en un mundo mejor, soñemos y riamos de forma espontánea como ellos.








Comentarios

  1. Tienes razón, Almudena. Decía Nietzsche, creo, que tenemos el arte para no morir a causa de la verdad. Yo lo traslado también a los sueños, que son una expresión de arte muy propio. Qué bien lo has expresado tú con el mundo de los niños, del que nunca debemos irnos del todo. Un saludo.
    Balbi Mar

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