A TI, OTOÑO...

Alfombra mágica de colores y tonos ocres, amarillos, verdosos; apareces cubierta de hojas de diferentes colores, formas y tamaños; incitas al paseo matutino y relajas los corazones.




Dicen que te denominas "Otoño" y te vistes de cálidos colores, tiñes tu vestido multicolor de sombras esparcidas por el viento; te aireas y paseas alardeando de estación deliciosa y profunda donde los sentimientos afloran al exterior haciendo acorde de un "cambio" estacional, un intervalo entre el calor y el frío de los pensamientos del hombre.


Cuando te miro, me quedo embobado como un niño, me embeleso contemplándote por donde quiera que pases. Me apasiona cómo eres aunque a veces, me entristezco cuando pienso en ti.Cierta melancolía me invade mi ser.

La poesía se embala, corre deprisa y se escribe sola en los meses de tu estación; los poetas enamorados son almas compulsivas de la pluma, descargan emociones y las salpican rápidamente en libros y papeles que dudan en algún momento en deshacerse de ellos pero al final, siempre salen a la luz.


Sigo viéndote, sigo escribiendo palabras de amor en tus atardeceres; me cautivan tus puestas de sol a media tarde, antes de lo previsto. A las siete casi ni te veo, el sol ha declinado por completo, los pájaros no susurran y tú, te pierdes en el olvido.


Me llamas y te persigo; me acechas y corro detrás de ti. Eres como un imán, miras de lado y me atrapas. 

Tus días solitarios bajo las hojas recién caídas, tus paseos por el mundo, tus desvelos por los hombres, en los que el cambio de hora hace eco para ti, los caballos que galopan por tus senderos alfombrados.

Otoño, dulce otoño, las castañas huelen ya asadas y calientes cuando tú penetras por los poros de la ciudad y, dormida me reclamas, un adiós de libertad, unos versos de amor y una caricia otoñal.