La travesía del texto en Roland Barthes de Almudena Mestre
“Abrir un texto, exponer el sistema de su lectura no es simplemente, no
solamente es pedir que se lo interprete libremente y mostrar que es posible;
antes que nada y de manera mucho más radical, es conducir al reconocimiento de
que no hay verdad objetiva subjetiva de
la lectura sino tan solo una verdad lúdica” (Barthes, El susurro en el lenguaje: 4).
Se pasa de la obra al texto
siendo éste un campo metodológico que se arma de acuerdo a unas reglas y se
experimenta en una producción; el texto
es una travesía a lo largo de otras tantas obras que se reflejan cuando el
lector se acerca a él. Según Barthes al texto uno se le acerca a través del
signo pero sin embargo, “la cierra se cierra en un significado” (Barthes, El susurro en el lenguaje:
89).
El Texto no tiene fin ni cierre aunque está estructurado, “un sistema sin
fin ni centro”, no depende de ninguna interpretación aunque la lectura lleve a
múltiples, el Texto está “entretejido de
citas, referencias, ecos: lenguajes culturales, antecedentes o contemporáneos
que lo atraviesan de lado a lado en una amplia estereofonía” (Barthes, El susurro en el lenguaje: 90). El Texto tal y como lo entiende Barthes está orientado al placer, al
disfrute, y su lectura según Barthes siempre se da en el interior de una
estructura está penetrada de Deseo o tal vez Asco.
Existe placer por leer una obra donde se extrae el placer de las palabras y de sus combinaciones; en el desgaste impaciente y apresurado de ir avanzando en el texto ligada a la vigilancia de lo que ocurre y de lo que esconde, en sorprendernos por la imagen del goce y por último, la lectura es una buena conductora del deseo de escribir, incita a ello. La lectura es una producción, un acto que engendra escritura.
Excelente. Es cierto que el coito de la lectura, además de gozosamente placentero, es un acto que engendra escritura.
ResponderEliminarBesos, Almu.