¿Existen paralelismos entre Julio Cortázar y Justo Sotelo? de Almudena Mestre - con enlace de entrevista


Entrevista a Julio Cortázar
Cortázar y Sotelo, ambos maestros del cuento, cinéfilos empedernidos que se encuentran a la salida de un cine con alumnos que se acercan a ellos en busca de una expresión, un gesto, una sonrisa, una firma. Los bulevares de Buenos Aires acogen tras el humo del cigarro a Cortázar que se dibuja en la noche velada mientras que Sotelo con su libro debajo del brazo sonríe en la Plaza de España a los estudiantes a la salida de los cines Golem que a ambos, aunque en tiempos diferentes, les asedian y rodean.

Ambos escritores, obtienen diplomas y premios; Julio Cortázar diploma de maestro y Justo Sotelo, el Premio Nacional de Bachillerato.Tanto uno como el otro poseen potentes razones que les llevan a escribir de la forma en que lo hacen. Con distintas palabras ambos coinciden en resumir su viaje en tres momentos u etapas (estética, metafísica e histórica). Al principio, los dos, eran unos simples lectores a los que les interesaban los grandes y excelentes escritores, modelos ilustres de literatura mundial; simplemente escribían para ellos mismos, alentados tal vez por algún profesor que les pedía un cuento en vez de un examen.


En los cuentos de los dos escritores, se pueden apreciar juegos al estilo de cortazariano donde se solapan los planos de la realidad y la ficción, la verosimilitud y credibilidad con la irrealidad. En cuanto a las novelas, en 1963, la segunda novela  “Rayuela” –sobre una búsqueda existencial y metafísica de un argentino a través de la vida nocturna de París y Buenos Aires– estableció realmente el nombre de Cortázar. En 1997, la segunda novela también de Justo Sotelo, - sobre una búsqueda existencial y metafísica de un español a través de la vida nocturna de París y sus avatares - ...


Las cuatro novelas de Julio Cortázar – sigue diciendo la entrevista que le hiciero
n - demuestran una madura innovación de forma mientras, al mismo tiempo, exploran cuestiones básicas sobre el hombre en sociedad. Estas incluyen Los Premios (1960), 62: Modelo para armar (1968), basada en parte en su experiencia como intérprete, y Libro de Manuel (1973), sobre el rapto de un diplomático latinoamericano. Las novelas de Justo Sotelo “La muerte lenta”. (1995),  “Vivir es ver pasar”. (1997), “La paz de febrero”. (2006), “Entrevías mon amour”. (2009), “Las mentiras inexactas” (2012), le encuadran como escritor posmoderno que asimila y capta su propia historia intentando resolver lo que todavía no está resuelto en el momento histórico en el que vive, intentando encontrar la identidad del ser humano a través de sus personajes los cuales, se dirigen a la búsqueda de la felicidad.

Los cuentos de Cortázar y Sotelo reinvidican lo fantástico. En el libro de Sotelo, “Cuentos de los viernes”, en el cuento “El Thriller” hace alusión a su amigo Cortázar leyendo su cuento “Continuidad de los parques”, Al igual que Cortázar, el autor Justo Sotelo intenta mostrar que la realidad para el hombre se produce como una unión entre lo que ocurre fuera y dentro de él y es por ello que el tiempo no mediaría en la realidad, puro ejemplo del realismo mágico o realismo fantástico donde prima igual que en él mismo, la minificción y la metaficción, provocando así una similitud de algunas situaciones temporales laberínticas. Existe por tanto una intertextualidad, una alusión implícita a Cortázar en la que ambos autores hacen del protagonista a un sujeto al que le suceden los mismos hechos que se producen en la lectura de su cuento. Existe por tanto una intertextualidad, una alusión implícita a Cortázar en la que ambos autores hacen del protagonista a un sujeto al que le suceden los mismos hechos que se producen en la lectura de su cuento.

Al igual que en Cortázar el lenguaje de Justo Sotelo es coloquial, asequible y accesible a todo tipo de lectores que se acerquen a ellos. Ambos intentan penetrar en un laberinto fantasmal del cual a veces no pueden escapar en los relatos. Quedan atrapados en mundos fantásticos donde el relato leído en voz alta adquiere un ritmo y diferente oralidad. Los animales míticos y bosques fantásticos nos recuerdan a la similitud de los mundos paralelos reflejados en la ficción.

¿Cuál es realmente para ambos escritores la distancia entre lo fantástico y lo real? En ambos escritores existe una aproximación de los conceptos donde se solapan las fronteras donde llegan a un equilibrio en su lenguaje y por tanto, en su escritura. Al igual que Cortázar, el autor Justo Sotelo intenta mostrar que la realidad para el hombre se produce como una unión entre lo que ocurre fuera y dentro de él y es por ello que el tiempo no mediaría en la realidad.



La literatura para ellos es una especie de juego, donde sus personajes les dirigen a ellos, simbiosis de varias personas en un mismo personaje en cada una de sus novelas. Julio Cortázar y Justo Sotelo empiezan sus novelas o sus cuentos en cualquier lugar, un café, la playa, la calle…y mientras escriben deciden que el texto debe seguir de ese modo…sin premeditar mucho más. A veces ambos pecan de desorden y anarquía a la hora de escribir donde lo importante para ellos es el mundo de la literatura a través de la vida, vivir y ser feliz en este tierra en medio de vida simple y normal para ambos.



Los famosos pasadizos de Julio Cortázar forman parte de los postulados que Justo Sotelo ve en la Teoría de los Mundos Posibles, en los mundos de ficción donde los estados de las cosas posibles no tienen existencia real, se presupone un carácter ilimitado de esos mundos y los canales textuales que reconozcan la ficción como posible aportan el referente al texto. Y de esa forma analiza Sotelo su ensayo sobre "Los mundos posibles de Haruki Murakami".




Música de Jazz - Jazzuela completo

Julio Cortázar señala conexiones que existen entre el jazz y la literatura, entre el swing y el ritmo de sus relatos donde encuentra un motivo de asombro y admiración para acceder a la improvisación y a la escritura automática. En realidad, Julio Cortázar sentía la misma pasión por el jazz que Justo Sotelo, ambos melómanos de música clásica y de jazz donde encuentran la fuente de inspiración para sus relatos.

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