Las encrucijadas del laberinto

 

Nada más avanzar por el eje principal de la entrada del Parque El Capricho en dirección a la residencia de la Duquesa de Osuna y tras abandonar la Plaza de los Emperadores en el lado derecho nos encontramos con un laberinto de laureles. El laberinto es una referencia de la civilización occidental. En concreto, el laberinto ilustrado tiene como objetivos fundamentales el juego y el descanso.  Representa una alegoría de la búsqueda amorosa religiosa representado en el jardín reglado por su arquitectura geométrica.  Existe una relación muy estrecha entre el laberinto, el jardín y el mundo en la que se materializa el propio laberinto como nos explica Dámaso López García, catedrático de Filología Inglesa en la UCM. Actualmente es el Vicerrector de Relaciones Internacionales de la Universidad y autor del libro “Silva ilustrada. El Capricho de la Alameda de Osuna” (Escolar y Mayo Editores, 2018).

 

El laberinto en general puede ser una metáfora de la complejidad de los problemas del ser humano en la que es necesario encontrar una solución para triunfar dentro de la oscuridad y solventar los obstáculos que se encuentren por el camino.  El pensamiento humano y la filosofía estuvieron presentes a lo largo del siglo XVIII en el que el conocimiento basado en la razón era la piedra angular.  El laberinto simboliza los límites del pensamiento, el poder y la capacidad de ejercerlo siempre dentro de un  orden establecido presente en la vida del sujeto. El laberinto del Jardín del Capricho es una alegoría del esfuerzo filosófica del XVIII así como una forma de entretenimiento, ocio, diversión y reflexión dentro del ámbito de referencia de la filosofía.

 

En Borges, el laberinto no es un espacio físico, sino un símbolo del infinito y del caos que rodea a los protagonistas de “El examen de la obra de Herbert Quain” y “El jardín de senderos que se bifurcan”. El laberinto es una marca temporal donde estos planos se superponen: “lo que hace un hombre es como si lo hicieran todos los hombres”. Existen numerosas formas de inclusión de reflejos y bifurcaciones que a veces hacen complicado percibir la repetición cíclica a la que alude la propia multiplicidad en sus relatos.