"La más bella y triste Historia de Navidad jamás contada"


Un relato impresionante de mi querido amigo y escritor

Juan M. Menéndez Frías (2002)



Frente de Yprès. 24 de diciembre de 1914.


 
Desde tierra de nadie, unos soldados ingleses captan movimientos seguidos de luces en las trincheras enemigas. Los cuerpos se ponen tensos, las mentes quedan en blanco. Esa noche como otras tantas, miles de hombres morirán.


Reina el silencio, no suenan los cañones, sólo unas voces que cantan "Stille Nacht, heilige nacht..." "Noche de Paz, Noche de Amor...".

Detrás de ellos, en trincheras amigas, cánticos escoceses de navidad responden. El aire, la tierra  tan acostumbrados al tronar de las armas se estremecen. Un soldado se pone en pie y canta "Stille Nacht, heilige nacht...", su silueta se recorta en la noche, es un blanco perfecto. Solo un disparo…., pero las armas esa noche han callado. Los hombres salen de sus refugios se acercan unos a otros, sin armas. Es la noche sin armas. Se dan la mano, se abrazan.

Así empezó uno de los hechos más sorprendentes de la guerra: La tregua de Navidad de 1914.

Una tregua acordada espontáneamente por la tropa ignorando a los mandos superiores. Una tregua que recorrió todas líneas del frente.

Sólo 24 horas, para enterrar a los muertos y celebrar una misa conjunta en tierra donde nadie y todos mueren. Pero la tregua se prolongó, llegando a durar en algunos puntos hasta una semana.

Muchas pequeñas historias se han escrito a partir de este hecho, algunas ciertas, otras inventadas. Pero todas, bellas.

Muchos historiadores coinciden en algo: Si la tregua  y confraternización hubieran podido mantenerse quince días, probablemente la I Guerra Mundial habría finalizado en Enero de 1915.

La historia del Siglo XX podía haber sido muy distinta.

Aprende: Que el espíritu de la Navidad anide en tu pecho siempre quince días más.



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